En Barcelona, como en otras grandes ciudades de Europa, podemos remontar la historia del taxi al siglo XIX, cuando el transporte de pasajeros estaba cubierto por carruajes. Estas calesas o carros tirados por caballos actuaban como un servicio para el ciudadano, que abonaba la cantidad estipulada en cada trayecto previo según las tarifas establecidas para llegar a su destino.
Hablamos del siglo XIX, pero en el año 1654, en Londres, se documenta el primer servicio de carruajes de alquiler dentro de un marco regulado para el transporte público de la ciudad.
Sin embargo, lo que entendemos como taxis a motor, surgieron en nuestra ciudad allá por el año 1906. No eran muchos, solo 6, pero más que suficientes para cubrir la escasa demanda de entonces.
Durante esos primeros años conviven y comparten Barcelona los vehículos con motor con los carros tirados por caballos. En el año 1910, las primeras automotrices como Hispano Suiza empezaron a explotar las primeras flotas de taxis con conductores propios y en pocos años, se desarrolla el sector con diversas compañías y profesionales individuales.
Unos de los primeros taxistas autónomos del que se tiene constancia es Martí Vidal, cuyo Fiat 12 HP era habitual de la esquina de Aribau y Diputació frente al café Tupinamba, establecimiento que agrupaba un público potencial cliente de su servicio. Estamos hablando del año 1912.
Para el año 1920 ya había unos 250 taxis y 64 paradas establecidas El servicio no era el más usado en la ciudad, y todavía no había costumbre de parar a los coches en circulación.
La Exposición Universal de 1929 marcó un antes y un después en la historia del taxi. En esos pocos años la flota creció hasta 4.000 vehículos. No olvidemos que en ese momento Barcelona contaba con poco menos de un millón de habitantes. Tanta oferta desató una guerra comercial que derivó en cierre de empresas y autónomos una vez pasada la gran feria.
En 1930, por mandato del Ayuntamiento, se reguló el sector con pautas como la obligatoriedad de tener previamente una experiencia mínima de dos años como chofer para obtener la licencia, una tarifa de 60 céntimos de peseta por kilómetro y el color amarillo como color distintivo en el vehículo.
Mucho ha evolucionado la historia del taxi desde entonces hasta la actualidad, donde podemos ver circulando coches cuya tecnología híbrida nos beneficia de su eficiencia y bajo consumo, así como la incorporación de aplicaciones móviles para solicitar un servicio de desplazamiento. Zolty App marca la diferencia en cuanto a prestaciones para este tipo de tecnología, solo tienes que echar un vistazo a nuestro servicio y sus características para comprobarlo.