Desde que Elon Musk anunció su proyecto SpaceX, parece que el espacio exterior es la nueva frontera para el turismo. En principio, el turismo espacial es algo que no estará al alcance de muchos por razones económicas, pero también recordamos que hasta la segunda mitad del siglo pasado no se empezaron a poner en marcha con regularidad los vuelos comerciales transatlánticos y los primeros tenían unos precios bastante inalcanzables para la mayoría de la población.

Pero tanta vorágine de estos días respecto al lanzamiento del SpaceX, nos lleva a confundir el concepto de turismo espacial. La verdadera razón del protagonismo de SpaceX es su Falcon 9, un cohete reutilizable que ya fue probado hace 4 años, logrando despegar y aterrizar con éxito. Este nuevo cohete abrió las puertas a la NASA para poder utilizarlo como vehículo de unión entre la tierra y la Estación Espacial Internacional (ISS, por International Space Station).

Hasta ahora y desde hace unos diez años, la NASA depende de las cápsulas Soyuz y las plataformas de lanzamiento rusas para estas misiones. Este proyecto les permite recuperar su independencia respecto a sus rivales directos en la carrera espacial.

Si todo va bien, Bob Behnken y Doug Hurley serán los tripulantes de la Crew Dragon, cápsula que será el módulo de conexión con la estación orbital.

Aquí se abre otra oportunidad que ya tiene nombre, Commercial Crew. Se trata de la idea conjunta entre NASA, ISS y SpaceX para el turismo espacial del futuro. El importante abaratamiento de costes que implica la utilización de estos nuevos cohetes y la capacidad de cabina de su cápsula, que permite hasta siete tripulantes, abren una nueva posibilidad.

Hace casi 20 años Denis Tito pagó 20 millones de dólares por pasar 8 días en la estación orbital donde llegó a bordo de una Soyuz. El fundador del Cirque du Soleil, Guy Laliberté, en 2009, pagó 35 millones de dólares por un viaje de 11 días.

De momento, sabemos que alojarse en el ISS al precio de 35.000 dólares por noche, sin contar vuelo, cuyo coste aún no se sabe, tiene cuatro interesados en lista de espera según Space Adventures.

Otro tema es el de las empresas Virgin Galactic y Blue Origin, que están desarrollando naves capaces de volar, por unos minutos, justo por encima del límite del espacio, 80 o 100 km según la definición elegida por cada compañía, a pasajeros privados, a cambio de 250.000 dólares en el caso de Virgin. Algo más modesto pero más asequible si quieres darte un capricho de esta magnitud.